CASA DE LA FOTOGRAFÍA | Oslo, Noruega | Concurso Internacional
# arquitectura transreal
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El proyecto utiliza la cortina de agua como estrategia arquitectónica para hacer explícita la doble condición geográfica de Sukkerbiten: como parte de una red de usos lúdicos vinculados al fiordo a lo largo del Havnepromenaden y como momento último del Akerselva. La cortina de agua que forma las fachadas del Fotografihuset alude a las múltiples cascadas que dotan de identidad a este rio así como a las maravillosas, bellísimas y poderosas cascadas características del paisaje natural de Noruega -y presente en la mitología nórdica. La cascada dota al nuevo Fotografihuset de una alegoría natural formal novedosa y alternativa a las ya conocidas del fiordo, la roca, el iceberg o el glaciar en los distintos espacios culturales del país. Es, además, una forma mucho más específica del lugar en el que se asienta y más modesta ya que renuncia al gesto formal a favor de la experiencia fenomenológica del agua, lo cual la sitúa de lleno en el contexto del Havnepromenaden. Por otra parte, esta estrategia arquitectónica de ausencia a favor de la abstracción reconoce la predominancia de la Ópera o el Museo Munch como hitos arquitectónicos en el paisaje de Bjorvika.
Siguiendo esta idea, el interior de ambos edificios museísticos toma su forma a través del vacío generado por el trazado de un muro continuo de ladrillo. Este muro alude doblemente a cierto pasado industrial: primero, por su condición material; segundo, porque este vacío reproduce, en parte, el espacio intersticial entre las antiguas edificaciones portuarias. Si bien en las fábricas a lo largo del Akerselva o en los almacenes portuarios de Bjorvika las paredes de ladrillo estaban en contacto con la tierra definiendo su imagen exterior característica, el Fotografihuset transforma esta condición situándolas en el interior o flotando sobre una cortina de agua cuando se enfrenta al río en su fachada este.
La cortina de agua se convierte no sólo en un lugar en el que disfrutar sensorialmente –al poder mojarse el cuerpo, relajarse con su sonido o, simplemente, contemplándola- sino que tiene la capacidad de convertirse en un lienzo que multiplica las posibilidades expositivas del museo. El agua, a través de la tecnología, se plantea como un lugar de interacción entre usuarios y museo pudiendo catalizar, además, usos inesperados. Igualmente la cortina de agua, por su presencia o ausencia, puede controlar la entrada y calidad de la luz o la visibilidad del contenido museístico desde el exterior. El Fotografihuset, así pues, utiliza el agua no sólo como elemento de significación cultural sino como recurso lúdico para acercar el arte a la ciudadanía, en especial a jóvenes y niños, así como para activar y escenificar “otros” grandes eventos.
Por otro lado, el agua, y particularmente el agua en caída, es un recurso habitual en el mundo de la fotografía. Muestra de ello son los múltiples trabajos de fotógrafos noruegos que toman las cascadas del Akerselva como objeto artístico. Esta condición convierte el museo, sin duda alguna, en un recurso en sí mismo que multiplicará las posibilidades en su programación de actividades, exposiciones y residencias artísticas.
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